Los cuentos del Abuelo

La Cayaetana
Vos Miguel
Si vos Bernardo
Ya van a ser las doce del día y quién iba a creer que esto pasaría.

Si vos Bernando; pero cuando llega una a la raya aunque
se quiera esocnder en el siguan mas hondo del salitre, allí lo encuentra la pelona, te jala y Juan pa´donde.

Verda que si vos Miguel, y lo pior es que uno no sabe ni a donde, ni cuando, ni a que hora, así como dice el señor Kajib...

Quien iba a creer que la señora Cayetana, anoche se hubiera petateado! ... Si ayer ya casi en la oscurana bajó aquí al pocito de Chornó con su tinaja y su guacal xolco a traer su agua. Ahorita esta allí bien tilinque. ¡Quien lo va a creer vos Miguel!

Así platicaban Miguel Tzún, apodado Miguel Monchón y Bernardo piernas largas.
Miguel Tzún vivía camino a los baños del Salitre situados al Note del Pueblo, de 1.70
metros aproximadamente de estatura, moreno, de pelo lacio
 y abundante lo cual le hacia merecedor del sobrenombre;
su cuerpo era un tanto atlético. Bernardo Piernas largas,
apodado de esta manera por su complexión; pues media 
aproximadamente 1.80 metros de estatura, moreno, 
de espaldas anchas que le permitían cargar bultos de hasta 
dos quintales y medio sin pujar siquiera y frisaba al igual 
que Miguel entre los 55 y 58 años de edad. Vivía cerca de
la casa de Miguel. Ambos se encontraban sentados sobre
unas piedras en el patio de doña Cayetada y habían 
sido informados inmediatamente del fallecimiento de dicha
señora, ya que, según decían algunas vecinitas, ellos eran 
algo amigos de la muerta. Estos dos señores se habían 
encargado previamente de hacer la limpieza del rancho,
habiendo colocado además, cuatro cirios encendidos: uno
en cada esquina del tapesco donde descansaba inerte
 el cuerpo de doña Cayetana.



Extracto de La Cayetana: Autor Amilcar Díaz